Porque de eso trata la vida, de luchar por lo que te hace feliz.
No
pienso rendirme. No lo haré. No conseguirás verme llorando en el suelo,
no te daré ese placer. No soy débil, jamás lo he sido. Solo me he
guiado por vuestras putas etiquetas, todas esos adjetivos que me
calificaban como algo pequeño, sin sentido, insignificante. Pues no. La
palabra inferior no va conmigo. La palabra miedo se quedó junto
a los juguetes hace mucho tiempo. Y la palabra valentía me persigue día
a día. Para enfrentarme, por ejemplo, a todo esto. Yo solo quiero mirar
para delante, destacar, sentirme útil. Nada es fácil, lo sé. ¿Pero
quién dijo que algo no lo fuese? ¿Tú? Sigue soñando si quieres que me
crea que estás seguro de que mis pies no van a seguir un camino aun más
largo, lejano, y mejor que el tuyo. No temas, el sentirse inferior no
duele. Solo jode. Hasta que te hartas. Te hartas tanto que te subes a la
nube más negra y le das todo el color que puedes, todo lo que guardas,
lo que por fin has sacado. He ocultado demasiado. He dado todo lo que
podía por no dar lo que de verdad importa. Pero a partir de ahora todo
va a cambiar. Si digo o hago, dejará de ser con miedo a saber que
pensáis de mí. De esta chica que hasta ahora parecía una mosquita muerta
que no podía valerse por si misma. Ibais equivocados. Todos. Los que
callamos no somos débiles, guardamos lo mejor para el final. Los que
habláis pronto os hundis rápido, pues os creéis que lo tenéis todo,
cuando en realidad no tenéis nada. Un consejo: No os creáis mucho por
sentiros necesitados por miles de personas. Sentiros grandes, cuando de
verdad, seáis algo haciendo aquello que te gusta, sintiéndote cerca de
tu gente, esa que, por poca que sea, siempre va a estar ahí apoyándote.
Puede que esta sociedad se esté cayendo a cachos. Pero no será culpa
mía, ni de todos los valientes que nos escondemos día a día. Será culpa
de los débiles que llevan más máscaras que otra cosa, porque solo serán,
pues eso, personas insignificantes, que se creen que con la fama, el
dinero, y miles de personas, lo serán todo. Los buenos crean la mentira
al principio, preparándose para la verdad. Los malos, simplemente, se
hunden en ella. Día a día he sido quien queríais que fuese, pero ahora
ya no, ahora toda la puta verdad os estallará en la cara, y es cuando os
daréis cuenta de que lo que sois no es nada comparado con lo que yo
seré a partir de ahora, por lo que lucharé. Porque a mi no me lo darán
todo comido, no me chivarán las respuestas en un examen, me harán los
deberes, me darán dinero día sí y día no. No. Yo tendré que ganármelo
sola, y empezar a demostrar mi fuerza y mis ganas de ser quien no he
sido hasta ahora. Convencer a tu gente, esa que se cree que eres de otra
forma, cuesta. Pero como he dicho antes, nada es imposible. Un sueño es
un sueño, y a veces, para ello, debes caminar, cruzar y saltar, miles
de caminos. Encontraré piedras, me daré ostias, lloraré, saltaré, pero
ante todo lucharé. Porque de eso trata la vida, de luchar por lo que te
hace feliz.
Porque puede que mi felicidad esté lejos, y que el
tiempo, las críticas, y todo lo demás, estén jugando en mi contra. Pero
no me importa, ya no. Ahora ya lo sabes, si algún día me ves, puede que
pienses que no soy nada, sin embargo, a lo mejor, esa piedra con la que
tú acabas de caerte, yo la habré saltado mil veces. Y no me importará
saltarla mil y una veces, pues lo único que querré es que se me oiga,
que sepan, de una vez por todas, que no todo es como parece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario